Guillermo Amoedo
El guionista Guillermo Amoedo, luego de egresar de la Facultad de Comunicación de la UM, viajó a Chile, donde participó en la creación del guion de diferentes series de televisión, de internet, cortometrajes y largometrajes.
Actualmente, Guillermo Amoedo, egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Montevideo, está terminando de escribir la tercera parte de la saga chilena Qué pena tu vida. A su vez, co escribió junto a Nicolás López y Eli Roth, el guion de un largometraje llamado Afterschock que está por entrar en etapa de rodaje.
¿Dónde estás trabajando actualmente?
Trabajo freelance, aunque mayormente con la productora Sobras como guionista y director en cine y televisión. También estoy ayudando en algunas clases del Master de Guion en la Universidad de los Andes.
¿En qué proyectos cinematográficos estás participando?
Hasta ahora, entre cine y televisión, trabajé en seis proyectos que se hicieron o se están desarrollando. Como director hice en el 2008 un largo de muy bajo presupuesto que se llama Retorno y hace unos meses escribí y dirigí la serie web El Crack. Esta terminó transformándose en un telefilm, a pedido de un canal local, y que también fue comprado por Netflix.
Como guionista, además de Retorno y de El Crack, trabajé en el 2007 en una serie de televisión que se llamaba Transantiaguinos, luego como asesor de guion del largo Que Pena Tu Vida. Esta comedia romántica fue la película nacional más vista el año pasado en Chile. Luego coescribí la segunda parte, que se llama Que Pena Tu Boda. A su vez, escribí con Nicolás López y Eli Roth el guion del thriller sobre el terremoto Aftershock, que se va a rodar en enero y que es la película más grande en la que estuve involucrado.
¿Cuáles son tus proyectos futuros?
En estos momentos estoy empezando a escribir la tercera parte de la saga de Que Pena Tu Vida. También estoy desarrollando una miniserie sobre fútbol que va a ser una coproducción entre Chile y Brasil y que, si sale todo bien, probablemente también se emita en Uruguay, ya que forma parte de un conjunto de miniseries que la productora brasileña está desarrollando en Argentina, Uruguay, Brasil, México y Chile.
¿Cómo ha sido tu trayectoria laboral luego de egresar de la Universidad de Montevideo?
Como guionista, empecé a trabajar en el 2007 cuando estaba terminando el máster en guion en la Universidad de los Andes. El máster lo hice apenas me recibí de la facultad de Comunicación gracias a una beca que me ofrecieron del MGDA por recomendación de la UM y, a partir de ahí, a través de un llamado que hicieron buscando guionistas, empecé a trabajar en televisión y luego seguí con los otros proyectos. Entre medio hubo épocas buenas, otras malas y otras muy malas, pero lo bueno es que nunca dejé de escribir y que esto sirvió para seguir mejorando y ganando experiencia.
De los proyectos que te ha tocado participar como guionista, ¿cuál es el que más has disfrutado y cuál te ha parecido más desafiante?
El trabajo de escritura la verdad que no puede decir que se disfrute cuando se está haciendo. Es un trabajo bastante esforzado que necesita de mucha disciplina y fuerza de voluntad para llegar a algo. Por cada cuatro horas que te sentás frente a la computadora a veces sólo conseguís 30 ó 40 minutos de escritura. Pero hay que estar ahí sentado para que eso pase. Pero sí, se aprecia o disfruta más una vez que el guion está terminado y, sobre todo, cuando se realiza y la historia funciona.
De los últimos trabajos El Crack fue el más entretenido de hacer y el que más me sorprendió porque terminó gustándole a un público bastante más amplio del que esperábamos. Además, para haberla escrito muy a las apuradas.
El trabajo más desafiante hasta ahora ha sido Aftershock, porque es una película que apunta a distribuirse mundialmente y de la cual probablemente dependa el futuro de mi carrera (al menos, fuera de Chile). Ya no estamos haciendo una historia para el público chileno o latinoamericano que más o menos tiene los mismos códigos; éste es un largo que va a tratar de competir con las grandes producciones multimillonarias, pero con un presupuesto mucho más reducido y sin grandes rostros taquilleros, por lo que la necesidad de tener una muy buena historia es fundamental.
¿Qué sentís que te dejó la formación en la Universidad de Montevideo?
Cuando entré a la UM estaba completamente decidido a estudiar publicidad y a dedicarme a eso. También quería estudiar cine, porque era algo que me encantaba, pero más como un hobbie o algo complementario. Creía que no iba a poder vivir del cine y que la publicidad era la alternativa más lógica entre lo que me gustaba (hacer algo creativo) y lo que necesitaba (ganar plata). Pero una vez que empecé a estudiar, la publicidad me dejó de gustar y el cine y el guion me interesaron cada vez más hasta que al final, por suerte, las cosas se fueron dando y pude terminar dedicándome a lo que realmente me gustaba.
Entrevista realizada en 2011