Del aula a la pantalla grande

Alumnos y egresados de FCOM exhibieron sus cortometrajes en festivales de cine uruguayos
Del aula a la pantalla grande

Desvinculado y Retazos de Luz, dos cortometrajes realizados por alumnos de la Facultad de Comunicación (FCOM) de la UM en el marco de las asignaturas Producción Cinematográfica y el Proyecto Final de Carrera, fueron seleccionados y exhibidos, respectivamente, en los festivales de cine Detour y FENACIES.

"La participación de los cortometrajes en los festivales son buenas noticias para la facultad. Por un lado, por el reconocimiento que significa para los estudiantes ser parte de su selección oficial. Y por otro, porque demuestra que los alumnos, al aplicar a festivales con sus películas, están yendo hasta al final para encontrarles una audiencia. Esto es una señal de que creen en los proyectos que están generando y de que buscan honrar el trabajo que tanto ellos como sus compañeros de crew y actores dedicaron", reflexionó el docente y tutor de tesis, Diego Sardi.

Detour comenzó a operar en el año 2013, momento desde el cual ha fomentado la producción de cerca de 60 obras a través de premios y desafíos; y ha exhibido aproximadamente 600 obras uruguayas de distintos formatos —largo, medio y cortometrajes; videoclips, nuevos formatos de video—. Por su parte, el Festival Nacional de Cine Estudiantil (FENACIES), fundado en 2010, lleva a cabo año a año ediciones abiertas a niños y jóvenes de todo el país, al igual que estudiantes del mundo.
 

Desvinculado
 

Desvinculado


Alejandro, un joven egoísta y antisocial, miente sobre tener novia en el foro en línea del cual es miembro. Para evitar ser expulsado decide crear pruebas falsas e intentar conquistar a Camila, una cajera de supermercado, con ayuda de los consejos facilitados por la inteligencia artificial. Esta es la historia de Desvinculado, dirigido por Juan Ruffato y producido por Eugenia Pérez, que aborda la temática de la mentira, y cómo puede volverse una propia cárcel tanto en la vida real como en la virtual. Igualmente, explora el tema de la validación social en el mundo en línea.

En una entrevista con Prensa UM, Juan Ruffato, director de Desvinculado, y Eugenia Pérez, productora del cortometraje, hablaron sobre el proceso de trabajo y el logro de ser exhibidos en el festival de cine Detour.

¿Cuáles fueron los principales desafíos del proyecto?
El principal fue el hecho de que era la primera vez que nos enfrentábamos a un proyecto de tal magnitud. A su vez, el guion fue algo que nos desafió porque no sabíamos cómo hacer visible lo que ocurre dentro del mundo de los foros y cómo transmitirlo a través de planos que no fueran meramente informativos. También, las locaciones fueron todo un reto ya que no es nada fácil conseguir un supermercado que te deje rodar toda la noche, pero por suerte tuvimos mucha ayuda y apoyo que nos permitió conseguir todo lo que buscábamos.

¿Qué implicancia tiene ser seleccionado y exhibido en el festival de cine Detour?
El haber podido formar parte del Festival Detour fue algo muy emocionante. Estamos muy agradecidos y contentos de haber tenido la oportunidad de exhibir nuestro trabajo, nuestro primer cortometraje, en un festival así y todavía en una sala de Cinemateca. Detrás de siete minutos de cortometraje hay más de cinco meses de arduo trabajo por parte de todo el crew. Para nosotros, personas que queremos dedicar nuestras vidas a lo audiovisual, a contar historias, formar parte de estos eventos y conocer mucha gente del rubro es algo que valoramos enormemente y que consideramos sumamente enriquecedor. 

¿Qué es lo que se llevan del proceso?
Nos llevamos muchísimos aprendizajes y conocimientos. Fue una experiencia muy enriquecedora porque, si bien conocíamos las bases de lo que es hacer un cortometraje, no tiene ninguna similitud con aterrizar todos esos conceptos en hechos prácticos. Respecto del festival, fue increíble ver cómo la gente recibía nuestra obra y, a su vez, la instancia final de preguntas y respuestas nos permitió escuchar las opiniones de los demás, algo muy interesante y valioso.

Integrantes del corto: 
Juan Ruffato, Eugenia Pérez, Felipe Capo, Santiago Balparda, Federica Pirelli, Ianina Coutinho y Carolina Mejía.

Retazos de luz
 

Retazos de luz


Un modisto recientemente viudo intenta terminar un vestido de novia, pero una vela que simboliza a su difunta esposa le hace sentir constantemente su presencia. Para evitar el dolor, se sobrecarga de trabajo, lo que debilita la relación con su hijo. Así describieron Retazos de luz sus creadores, una historia en la que resistirse al dolor es más doloroso que dejarse sentirlo.

En una entrevista con Prensa UM, Raffaella D’Albora, directora de Retazos de luz, Nicolás Machado, el productor, y María Victoria Flangini, la guionista, hablaron sobre el mundo creado en su proyecto final de carrera —“Salamanca”— en general, y el cortometraje, en particular.

¿Cómo llegaron al tema que envuelve a Retazos de luz?
Raffaella: El dejarse sentir era algo recurrente en nuestras vidas personales, para todos los miembros de la tesis., ya que debíamos estar presentes en distintas tareas que hacían al mundo de Salamanca (a partir del cual nació Retazos de luz). Teníamos que construir todo el tiempo. Lo que nos pasó es que nos resistíamos a los sentimientos y emociones en pos de que la tesis saliera. No nos dejábamos sentir, porque eso muchas veces implica desarmarse, para rearmarse. Eso era algo que no podíamos permitir en ese momento.

¿Cuáles fueron los principales desafíos del proyecto?
Nicolás: Un desafío, en términos de producción, fue la época del año en que grabamos, a fines de enero. Nos enfrentamos a la poca disponibilidad de actores y de crew, así como a las altas temperaturas que se sufrieron durante los cuatro días de rodaje.
Raffaella: Durante la etapa de desarrollo, cuando la historia de Retazos aún no era la que terminó siendo, nos enfrentamos una y otra vez al problema de exteriorizar un proceso tan interno como es el que atraviesa Daniel, nuestro protagonista. Antes de ser lo que es hoy, el corto fue una historia de amistad, una casa desecha, una tradición familiar con platos pintados y más. Parecía que nunca podíamos dar con la tecla a nivel de obstáculos. ¿Cómo hacíamos que se entendiera que la presencia de la vela atormentaba a Daniel? ¿Cómo mostrábamos su descenso a la locura? Y, quizá más importante, ¿cómo lo sacábamos de él? A nivel de dirección de actores esto también fue un desafío en el rodaje, pero ¿cuándo no? De igual forma, todo lo previo referido a la tesis también fue un desafío, porque no dábamos con la tecla del mundo que queríamos hacer.
María Victoria: A pesar de modificar la historia una y mil veces, nunca nos rendimos o nos conformamos con algo que no nos gustaba. Después de horas y horas de reuniones pensando, logramos encontrar algo que nos hizo felices.

¿En qué mundo se desarrolla “Retazos de luz”?
Raffaella: nuestro corto existe en el marco de un mundo transmedia que creamos llamado “Salamanca”, un pueblo ubicado en las afueras del departamento de Maldonado, al lado de las Grutas de Salamanca. En este pueblo existe un culto de raíces indígenas charrúas, que lentamente se apodera de él. El mundo de “Salamanca” está contado mediante más de 50 contenidos que varían desde series y películas hasta videojuegos y experiencias. Cada uno de estos, pensados para que se conozca una parte más del mundo. Tuvimos que realizar una investigación de audiencia y de mundo, que fue bastante complejo. El culto, inspirado en los charrúas, fue muy difícil de desarrollar, dado que no existe mucho material sobre este grupo. La información que recabamos de las entrevistas no está garantizada al cien por cien. Nos decían que no nos podían asegurar su veracidad, que haya sido de esa forma.

¿Qué implicancia tiene ser seleccionado y exhibido en el festival de cine FENACIES?
Nicolás: Haber quedado seleccionados en FENACIES, un festival internacional que se destaca por darle lugar a estudiantes de todos los niveles, fue tremenda alegría. No solo disfrutamos ser parte de la competencia por tener la oportunidad de compartir el corto y su historia con más personas, sino también por el momento en que vimos el cortometraje en pantalla grande y veíamos y escuchábamos las reacciones en tiempo real de la audiencia.
Raffaella: adhiero a lo que dice Nicolás, le tenemos mucho cariño a este corto, es increíble que nuestro trabajo haya sido reconocido de esta forma.

¿Qué se llevan del proceso?
Nicolás: La satisfacción de terminar la carrera con un cortometraje llevado a cabo con un lindo grupo de personas, de suficiente calidad como para presentar a festivales y poder poner un pie dentro de la industria local.
Raffaella: Creo que el trabajo en equipo es lo primero y principal. La dificultad para concebir una historia tan grande desde cero, la necesidad de una organización y de seguirla al pie de la letra, la reflexión crítica sobre la creación personal, entre otros. Quizá este último punto fue uno de los más complicados para nosotros en todo el proceso. Había que escribir y corregir lo que uno hacía y para eso muchas veces es necesario dar un paso atrás. Además, una cosa es corregir un proyecto de 50 páginas, pero cuando ya sobrepasa las 500 (nuestra pre-biblia superaba las 800), es una tarea que parece imposible.
María Victoria: La resiliencia que tuvimos y las ganas de que el proyecto saliera bien. Por supuesto que las circunstancias (que se haya hecho en verano) fueron difíciles, pero siempre queríamos ir a más y poder estar orgullosos del corto que creábamos.

¿Hay algo más que quieran compartir?
Raffaella: Si bien fue un proceso intenso que era tanto o más exigente que tener un trabajo aparte, vale la pena el esfuerzo. No lo digo a la ligera, realmente es algo de lo que estamos orgullosos y no lo cambiaría por nada. Uno se va a enfrentar a tener que explicar la tesis una y mil veces a familiares y amigos porque nadie la entiende, va a estar horas en reuniones online y va a crear una relación casi simbiótica con sus compañeros, pero es todo parte del proceso, y antes de que se den cuenta van a tener un mundo transmedia que crearon desde la nada.
María Victoria: Todas las horas dedicadas al proyecto y al mundo, aunque parezca cliché, valieron la pena. Cada uno creció demasiado tanto a nivel personal como profesional. Aprendimos mucho en términos de audiovisual y a nivel humano, a trabajar en equipo.

Integrantes del corto: 
Nicolás Machado, Raffaella D'Albora, María Victoria Flangini, Emilia Torres, Lourdes González, Gonzalo Palomeque, Paula Castro Fraga, Valeria Hernández y Nicolás Báez.