Ana Matyszczyk
Ana Matyszczyk pertenece a la generación 2008 de la Facultad de Comunicación de la UM. “Recuerdo aquellos años con cantidad de inquietudes, con ganas de confrontar, debatir, encontrar respuestas, y tomar impulso para formarme en quien hoy, en cierta parte, me convertí”, dijo al hablar sobre su paso por la Universidad.
Antes de comenzar la licenciatura, cursó un año de Comunicación Periodística en la Universidad Católica Argentina, en Buenos Aires. Durante su período como alumna UM cursó un semestre de intercambio académico en el Centro Universitario Villanueva (Universidad Complutense de Madrid) en España. Al finalizar la carrera realizó un máster en Periodismo Avanzado en la Universitat de Barcelona en Cataluña, avalado por la Columbia University de Nueva York.
Mientras ejercía la profesión en Europa, trabajó en el diario El País de Madrid y realizó colaboraciones para el diario El Observador, entre otros medios españoles y nacionales. En la siguiente entrevista habla sobre su especialización en España y su actual trabajo como periodista en Santo y Seña.
¿En qué consistió el máster que cursaste en Barcelona?
Fue una gran propuesta académica que cursé con ánimos de profundizar en todo lo nuevo que rodea al periodismo en la actualidad. Recibí la guía de destacados docentes de New York, y también de míticos profesionales del periodismo hispánico. También me abrió la puerta para conectar con medios europeos que, a su vez, acabaron de pulir mi formación.
Es muy valioso disponer del privilegio de formarse en el extranjero y de poder trabajar fuera del país de uno. El cerebro amplía su forma de razonamiento, el ojo agudiza la capacidad de observación y todos los factores del entorno trabajan para entrenar la perspectiva desde ángulos que solo se alcanzan conviviendo con otras culturas.
¿Qué te motivó a realizarlo?
Mi gran motor fueron las ganas de especializarme aún más en el maravilloso oficio de contar, e intentar hacerlo en las grandes ligas. Me interesaba empaparme de los nuevos desafíos que arrastra el periodismo en el siglo XIX y me inquietaba mucho hacerlo de la mano de grandiosos maestros. Además, vivir un tiempo fuera de Uruguay era un objetivo que me sedujo desde que soy adolescente, y consideré que ese año era el momento justo para hacerlo. Esta etapa se inició a dos años de estar licenciada y habiendo ejercido, también por dos años, la profesión en mi país.
¿Cómo surgió la oportunidad de ser la nueva periodista de Santo y Seña?
Al regresar a Uruguay, comencé a enviar CV a todos los medios. Justo en ese momento trascendió la renuncia del periodista César Bianchi al equipo de Santo y Seña, por lo cual, deduje que alguien haría falta para la próxima temporada. Y, sin esperar ni un minuto, el mismo día que trascendió la noticia, me contacté con Ignacio Álvarez para hacerle llegar mi CV. A partir de allí comenzó un capítulo de entrevistas y pruebas delante de cámaras, simulacros de informes, entre otras evaluaciones, hasta que llegó la noticia de mi incorporación.
¿Trabajar en la televisión era uno de tus objetivos al comenzar la Licenciatura en Comunicación?
Sí. Pero no porque sea la tele en sí misma. Mi objetivo de estudiante era trabajar en todos los medios que pudiera. Y, por suerte, de alguna u otra manera, los he tocado todos, alguno con más profundidad por cuestiones de oportunidades. Aprendí que cada uno tiene su magia y es hermoso poder tener la chance de descubrirla. En cuanto a la televisión, nunca había hecho periodismo en este medio antes de entrar a Santo y Seña, pero siempre supe que poseía cierta facilidad para interactuar con las cámaras. Y, sinceramente, me siento muy cómoda con la pantalla, aunque la prensa creo que será siempre mi fascinación.
¿Cuáles son los desafíos que enfrentás al trabajar en este periodístico que aborda temas polémicos?
Creo que los desafíos son los mismos que aborda cualquier periodista en otro medio. Me refiero al rigor constante, al cuidado del contenido y de las fuentes que participan en la información, en la atención permanente a los detalles, etc. Son factores con los que convive cualquier periodista. Tal vez la diferencia esté en las dinámicas de funcionamiento que tiene un programa en vivo. Pero en última instancia, aquí se mantiene latente el criterio periodístico de la vieja escuela, el de estar alerta para contar lo que otros quieren ocultar.
¿Cuáles son tus expectativas a futuro en el medio?
Me interesaría continuar trabajando en televisión y combinarlo con otras actividades en las que yo pueda aportar y en la que también me aporten a mí como profesional y como persona. Estar activo en varios escenarios es algo que creo muy importante.
¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?
Disfruto saber que el resultado de lo que consigo ayuda a construir una mejor comunidad. Me apasiona el tacto con las personas. Involucrarme en otras realidades, identificar conflictos y colaborar para que se resuelvan. Me conmueve la mítica idea de hacer, entre todos, un mundo mejor.
¿Qué herramientas te brindó la UM para desarrollarte profesionalmente?
La UM me enseñó a entrenar el criterio. Siendo una adolescente, aprendí a discutir con fundamentos. Aprendí a saber mirar, escuchar y contestar. Me formó a nivel académico con un maravilloso plantel docente al que, además, estimo mucho. Allí dentro aprendí de la carrera y también de la vida. Conocí gente maravillosa. Además, me facilitó la posibilidad de ir a estudiar a Europa por primera vez. Y lo más importante, me llenó de ilusión para convertirme en una excelente profesional.
Nota realizada en 2017
Crédito foto: El País