Un encuentro con jóvenes ingenieros
Viernes 17 de mayo, 17:00 h. Estudiantes de liceo llegaron a un salón de la sede de Facultad de Ingeniería de la Universidad de Montevideo (FIUM). Sobre la tarima debajo del pizarrón no había un profesor, sino cinco graduados de la facultad. El docente Adrián Santilli abrió el encuentro. Les dio la bienvenida a los alumnos de secundaria y luego comenzó un diálogo entre los jóvenes ingenieros y quienes se plantean estudiar esa carrera. Entre los presentes, había estudiantes de los liceos Nº10, Elbio Fernández, Maldonado, Arnold Gesell, Clara Jakson, Sagrada Familia, J. F. Kennedy y Pre/U.
Uno de los elementos que más destacaron los graduados fue no haber aprendido únicamente conocimientos específicos, sino, sobre todo, a desarrollar el pensamiento. Guillermina Pena, graduada de Ingeniería Civil que actualmente trabaja como ingeniera en el puerto y cursa el Diploma en Docencia Universitaria de la UM, citó a Confucio: “Si uno aprende sin pensar, es inútil”. Y agregó: “Si uno piensa para aprender, lo que aprende es a pensar”. “En la UM no solo aprendí a pensar como ingeniera, aprendí a pensar diferente, a pensar adentro y afuera del país”, dijo.
Otro aspecto que valoraron fue la formación integral. Con distintas palabras, todos afirmaron: «Más que como un ingeniero, te formas “como un todo”». Sobre esto, Jimena Fernández indicó: “Como Ingeniera Informática no tuve solamente materias de programación, sino otras que te capacitan en conocimientos generales y que pueden hacer la diferencia a la hora de buscar trabajo”. La Ingeniera Civil Camila Flores, oriunda de Paysandú, aseguró: “Tengo el título de Ingeniera, pero creo que me llevé muchas más cosas. Pienso que eso vale mucho en lo laboral y como persona”.
Además, Camila resaltó haber adquirido un hábito que ahora reconoce como fundamental en los proyectos en rutas del país de los que forma parte: trabajar en equipo. “Una de las cosas más fuertes que me llevé de la facultad es aprender a trabajar en equipo, a sacar conocimientos de los demás”. Y agregó: “Para mí la facultad fue como una familia. Sabía y sé que están para ayudarte en lo que necesites”. Jimena contó que su proyecto de fin de carrera fue junto a la empresa Geocom, gracias a uno de sus profesores que trabaja en esa institución.
Varios hablaron de la exigencia de la carrera y, al mismo tiempo, del apoyo que recibieron para salir adelante. Alfonso Ruiz, graduado de Ingeniería Civil, contó que entró a la UM con un nivel bajo de matemática y aseguró que, aunque al principio no fue fácil, se esforzó y le fue bien.
Sobre esto, Camila dijo: “Creo que en el ámbito laboral destaca la resiliencia que tenemos y las ganas de buscar la solución a todo lo que se presenta, incluso aunque no te lo pidan. Es parte de la cabeza que te forman en la universidad: estar pendientes de todo y buscar la mejora continua en lo que hacemos día a día. El sobrepasar los desafíos que presenta la carrera te ayuda a ver todo el tiempo las cosas positivas de la vida y disfrutar de lo que sea”.
Pablo Caamano recordó el momento en el que él y su hermano gemelo entraron a la carrera de Ingeniería Telemática. Contó que, aunque estudiaron la misma carrera, hoy su hermano se dedica a desarrollo de software y él a telecomunicaciones y telefonía. Habló sobre un tema fundamental para cualquier profesional: “Aunque tengas 10 en las materias, luego en el mundo laboral te encontrás con personas y es necesario saber ponerse en el lugar del otro. Cuando tenés a alguien a cargo, quizá la diferencia está en que no sienta que hace tareas para vos, sino contigo. Si hay que mover ese muro, soy el primero que va y lo mueve. Y ese tipo de cosas se aprenden en la facultad”.
Con respecto a las becas, Pablo contó su historia. Él y su hermano entraron con una beca a la UM y debía mantener un promedio de 8 para conservarla. Cuando perdió siete exámenes, decidió irse. Sin embargo, la UM lo llamó y le dio la oportunidad de seguir. Con mucho esfuerzo y constancia, mejoró su escolaridad. Jimena relató que a ella le pasó algo parecido. Dijo que siempre había sido “alumna 12” en su liceo y en los primeros meses de facultad perdió exámenes y no llegó a la nota que necesitaba para mantener la beca. De cualquier forma, la universidad la apoyó y luego su promedio superó el 10. “No conozco ningún caso en que la parte económica haya sido excluyente para que alguien no venga”, concluyó Pablo.
Los graduados hablaron también de las pasantías universitarias. Explicaron que les abrieron las puertas del mundo laboral gracias a la experiencia que adquirieron antes de empezar a trabajar y la red de contactos que generaron. Otro tema presente fue la gran cantidad de graduados que tienen hoy su emprendimiento propio. Pablo contó que, además de trabajar en una empresa, comenzó una cervecería junto a otros amigos. “Algo claro en el perfil del graduado de la UM son las ganas de seguir aprendiendo siempre. De la universidad te queda el deseo superarte a vos mismo”, dijo.